Ni tiempo de pensarlo y ya se han acabado las vacaciones.
Este año han sido unas vacaciones especiales. Nuestro viaje a Escocia ha sido lo que necesitábamos. Viajar con un niño que tiene necesidades especiales no es nada fácil. Y menos un lugar como las Higlands donde todo es montaña y naturaleza. Pero Marc se ha portado como un campeón y hemos podido disfrutarlo muchísimo. Pero bueno esa es otra historia que espero poder contaros más adelante.
Hoy vengo a endulzaros la vuelta.
Cuando esta última semana de vacaciones mi marido se quejaba de que casi no había encendido el horno, tenía razón.
No se porqué pero este año ha sido un verano de desconexión total. No solamente en la cocina!! Tenía todo el mes planificado: contenidos para el blog, fotografía, nuevos proyectos ... y en eso se ha quedado en planificación porque no he hecho nada.
Eso sí, creo que este ha sido el primera año que he descansado de verdad. Porque yo no se a vosotros, pero lo que me cuesta a mi cambiar de mentalidad y ser capaz de estar sentada sin hacer nada, me cuesta un mundo!!
Pues lo que os contaba, que me lío !!
Poco apetece encender el horno en verano. Así que cuando me piden algo de postre intento tirar de elaboraciones sencillas y si puede ser que con llevar a la nevera sea suficiente.
Pastel de mascarpone, higos, miel y almendras.
Ingredientes:
1/2 paquete de galletas tipo digestive (ese puntito salado me encanta)
2 cucharadas de mantequilla
2 paquetes de queso mascarpone (400 gr) a temperatura ambiente
pasta de vainilla
azúcar glas
pimienta negra
miel
higos
almendras laminadas.
Las medidas las varío dependiendo del molde y de las personas que hay para comer. Pensad que es un postre consistente y que da para mucho.
Forramos nuestro molde con papel de cocina. Piensa que es un paso indispensable a no ser que el molde se pueda desmontar.
Ponemos la mantequilla en un bol y llevamos al microondas para que se deshaga. Vigilad, es mejor poner el micro varias veces durante poco tiempo, si no la mantequilla suele "explotar" y lo deja todo hecho un desastre. Os lo digo por experiencia!!
Por otro lado picamos las galletas en el robot de cocina, para que queden hechas polvo. Si no tienes robot ni nada por el estilo, solo tienes que ponerlas en una bolsas y desestresarte dándole con la maza del mortero.
Mezclamos las galletas molidas y la mantequilla deshecha hasta que tengamos la textura de la arena de la playa.
Lo disponemos en el molde y lo llevamos al congelador.
Ponemos el mascarpone en un bol y lo batimos hasta que quede una crema suave. Añadimos una cucharadita de pasta de vainilla y una pizca de pimienta negra molida.
Volvemos a batir.
Llega el momento de añadir el azúcar glas. Aquí tendrá mucho que ver vuestro gusto por el dulce. En casa no nos gusta demasiado empalagoso y por eso le añado unas tres cucharadas colmadas. Probad, si os gusta más dulce es cuestión de añadir un poco más.
Lo volvemos a batir y lo añadimos a nuestro molde por encima de la capa de galletas. Lo nivelamos para que quede bonito, y lo volvemos a llevar a la nevera.
Freímos a fuego bajo en una sartén las almendras con un poquito de aceite. Hay que vigilarlo constantemente para que no se quemen.
Normalmente este pastel lo hago de un día para otro. Por lo tanto, antes de servir, lavamos y cortamos los higos y los disponemos encima del pastel. Lo rociamos con un buen chorro de miel y espolvoreamos las almendras por encima.
Espero que os guste!!