Si tuviera que elegir unas pocas cosas que me dieran paz, entre ellas sin duda estaría el mar. Y si es fuera de temporada alta más todavía.
Sentarme en la playa en pleno otoño o invierno y oír las olas romper en las rocas o en la arena, hace que deje atrás todo tipo de estrés. Además ese aire despeinando, palos, conchas y la sal en la piel forman parte de mi vida.
Por eso cuando vamos de viaje a algún lugar de costa no puedo dejar de visitar sus playas, calas o faros.
Así que cuando decidimos visitar Galicia estaba claro que alguno de sus faros iban a estar dentro de nuestro itinerario.
Hoy en día gracias a Internet y a la redes sociales es muy fácil encontrar la ubicación de muchos de estos faros. Pero lo que más me gustó es que encontré la llamada Ruta dos Faros de Galicia.
Es una ruta brutal, salvaje y agreste y, por las pequeñas pinceladas que pudimos ver, de una belleza tremenda.
Evidentemente no la hicimos entera, ya que son muchos faros y muchísimos kilometros por recorrer, pero estos son los faros que vimos y que nos encantaron.
Faro de Laxe.
Al faro de Laxe llegamos después de un paseo y su correspondiente comilona en Santiago de Compostela y previa parada en la playa de los cristales (que ya os contaré en otro post).
Un faro relativamente nuevo (1920) cubierto de baldosas blancas. Con unas vistas a mar abierto y a la ria de Cosme-Laxe que te dejan con la boca abierta.
Es el segundo faro que visitamos y es totalmente diferente al de Laxe
Fue construido en 1896 y fue el primer faro eléctrico de España. Con una altura de 25 metros construidos encima de una peña, hace que se alce a 130 metros sobre el nivel del mar, impone respeto y mucho.
Además la antigua casa del faro alberga salas de exposiciones y el Centro de Interpretación de los Naufragios de la Costa da Morte. También tiene una cafetería para, en nuestro caso, refugiarnos del solazo gallego que disfrutamos durante todo el viaje.
Faro Touriñan
Uno de los más nuevos y tranquilos que visitamos.
Con una buena zona de brezales para caminar al lado de los acantilados y por supuesto un lugar ideal para parar un rato a jugar, merendar y disfrutar de las vistas.
Faro Finisterra
Con una buena zona de brezales para caminar al lado de los acantilados y por supuesto un lugar ideal para parar un rato a jugar, merendar y disfrutar de las vistas.
En nuestra lista de faros a visitar no podía faltar éste. Lo visitamos hace muchos años mi marido y yo en un viaje con amigos, y esta vez queríamos volver a verlo con los niños.
Un lugar lleno de historia y misticismo, donde se cree que terminaba el antiguo camino de peregrinación precristiana.
Y desde luego el lugar perfecto para ver una de las más bonitas puestas de sol.
El último faro que visitamos nos recibió con un auténtico día del Norte. Hacía tanto viento que el pelo y las chaquetas volaban.
En una zona salvaje y de increíble belleza con unos de los acantilados más altos de Europa, de Vixía de Herbeira haciendole compañía.
Sin duda de los más espectaculares que hemos visto.
Y hasta aquí nuestra particular ruta de los faros gallegos. Espero que te haya gustado y que te haya hecho viajar un poquito a través de las fotos.
Descubre Galicia, tierra de magia y leyenda, donde la bruma acaricia antiguos bosques y las olas del Atlántico rompen contra acantilados salvajes. Un destino lleno de cultura, gastronomía y paisajes incomparables.
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