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Ruta para conocer Les Terres de l'Ebre. Día 2

6 nov 2021

  


Vamos a por el segundo día por Les Terres de l'Ebre??


Os prometo que será un día lleno de experiencias únicas!!


Después de descansar y cargar las pilas en Mas de l'illa, y de un maravilloso desayuno nos ponemos en camino a Tivissa a conocer el Forn de Pa Rosana. 



Una de aquellas panaderías de las de toda la vida en la que Joaquim y Rosana nos trataron como si estuviéramos en familia. Pudimos ver en directo como preparaban unas "enseginades" que son unas galletas hechas con "sagine" que es manteca de cerdo. Llevan también huevos, harina y azúcar. Las cuecen en un horno de leña tradicional que data  de 1890. 



También pudimos ver como hacían las "capsetes" que son merengues con almendra. Lo más curioso es que estos dulces van en unas cajitas hechas de papel que hace la abuela de la familia que tiene 95 años!!



No podía haber mejor broche final que una degustación de los dulces con licores tradicionales hechos por ellos mismos. Yo opté por la ratafía ya que es uno de mis licores favoritos, y os puedo decir que era realmente delicioso!! Y me llevo bien guardada la receta de les enseginades para prepararlas en casa. 


Este tentempié nos da alas para dar un pequeño paseo por Tivissa. 


Y de aquí nos vamos con muchas ganas de llegar a Tortosa, una ciudad que hace tiempo que quería visitar. 



Nos dirigimos directamente al Castillo de la Zuda, cruzando antes el río Ebro que divide la ciudad por uno de sus puentes.


Tortosa tiene un casco antiguo donde la cultura musulmana, judía y cristiana conviven en total armonía. Hoy en día se están recuperando muchos de los espacios que rodean el castillo y la catedral, que invitan al paseo entre guiños a estas culturas. 

Nos encontramos con los chicos de NJOY catalonia  que son los que nos acompañaran en el pequeño tour que haremos por Tortosa. 


El castillo de la Zuda, construido en el S. X cuando Tortosa estaba bajo el dominio musulman, pero sobre una anterior acrópolis romana. De esa época se conserva el trazado y los basamentos de las murallas y también el pozo que excavado dentro del recinto bajaba a buscar el nivel del Ebro para abastecer la fortaleza de agua. También se conserva una rareza como es el cementerio musulman a cielo abierto, siendo el único en Catalunya. 

Tras la conquista de Tortosa por Ramon Berenguer IV (en el s. XII) el castillo se convirtió en prisión. Fue propiedad de los Montcada y de los Templarios y fue la residencia preferida del rey Jaime I de Aragón. Además de palacio real, ha sido también tribunal de justicia. 


El legado medieval se puede ver en algunos ventanales góticos, la nave del polvorín, y el patio de armas. 


Actualmente alberga el parador de turismo pero eso ya os lo contaré más adelante. 


Lo que si que os puedo contar que es el mejor mirador de toda la ciudad y desde aquí podéis disfrutar de las vistas aéreas de la catedral, el río Ebro y el casco antiguo. 



Desde el castillo descendemos con callecitas estrechas hasta llegar a los Reales Colegios. Fueron construidos en el SXVI, en una época de esplendor económico y social, con el objetivo de educar a los moriscos. Están considerados la obra más importante del Renacimiento civil en Cataluña. 


Los tres edificios que lo forman conservan aún sus extraordinarias portadas renacentistas y el Colegio de Santiago y San Matías conservan un monumental patio cuadrado de influencia italiana único en Catalunya.   Espectaculares las efigies y escudos de los reyes y reinas de la Corona de Aragón. 




Desde ahí seguimos callejeando hasta llegar a la catedral de Santa María de Tortosa. El actual edificio gótico se empezó a construir en el X. XIV aunque ya había una construcción románica anterior y excavaciones arqueológicas han puesto de manifiesto que justo en este lugar se encontraba el forum romano, la sede bisigotica y la mezquita musulmana. 


Aunque inacabada la fachada principal, es de gran belleza. De estilo barroco no siguió construyéndose en altura para no interponerse en la línea de defensa del castillo. 


No pongo ninguna foto porque la mitad de la fachada de la catedral está ahora mismo tapada con andamios ya que la están reformando. 



Y como destino final nos dirigimos hacía el mercado de abastos de la ciudad. 


Es un edificio voluminoso que se encuentra sobre terrenos ganados al río Ebro, en lo que antiguamente era el puerto fluvial. Construido entre 1884 y 1887 rompía el prototipo de mercado de tres naves y se construye una sola nave rectangular con tejado a doble vertiente y con una entrada a cada lado. Destacalble es el interior y sus 14 estructuras metálicas de hierro y perfiles a modo de arcos que mantienen el espacio interior diáfano. 


Pero eso es lsolo la estructura del mercado, su verdadero corazón está esos comerciantes y en sus clientes. Puestos de mercado que pasan de generación en generación, producto de calidad y confianza. Como usuaria de los mercados, no solo en mis compras semanales sino también en mis viajes, creo que no hay nada tan cercano y tan familiar como comprar en los mercados. 



En este caso pudimos conversar con el propietario de Sorolla Bacallà, uno de los puestos del mercado que lleva generaciones trabajando en este mercado. Nos habló de la pasión por su trabajo y de la calidad de los productos con los que trabaja. 


En el aperitivo pudimos dar fe de las delicias con las que convive a diario. Un salpicón de anguila ahumada que se derretía en la boca, es una pena que se necesitará conservar en frío, porque os prometo que por lo menos un par de sobres de anguila se hubiesen venido conmigo. 


Unos buñuelos de bacalao muy cremosos y rebosantes de pescado. La mojama jugosita y tierna de las que es difícil de encontrar. Y por último unas banderillas y gildas, todo preparado por ellos. 


Desde luego que la próxima vez que pase por Tortosa me llevo mi nevera portátil.



Y para rematar y antes de ir a comer, no podíamos irnos del mercado sin probar sus "pastissets" (el mío relleno de mató que es un queso fresco típico de Catalunya) acompañado de un licor de arroz "Segadors del Delta".  Así que agradecidos por la visita a Tortosa, nos vamos camino a Ulldecona. 


Llegamos al restaurant Les Moles que está ubicado en lo que antiguamente era una cantera de piedra, donde se formaban las piedras (moles) de los molinos. De ahí su nombre. 


El restaurant Les Moles, más que un negocio es un proyecto de vida del Chef Jeroni Castell en la cocina y su mujer Carmen en la sala y la bodega.  Un proyecto que a base de trabajo, constancia y afán de superación se ha visto reconocido con dos soles Repsol y una estrella michelin. 




Pudimos degustar el menú "el camino recorrido" que son 28 años en 28 platos. Un verdadero espectáculo que se merece por si solo un post aparte. Os enseño unas fotos solamente para abriros el apetito. 



 

Después de cuatro horas de tocar el cielo toca despedirnos de Les Moles para disfrutar de nuestra última experiencia del día, antes de irnos a descansar. 



Así que nos dirigimos al museo natural de les Oliveres Mil.lenàries de l'Arion


En Ulldecona  hay inventariados 1379 olivos milenarios, lo que lo convierte en el termino municipal con el mayor número de olivos milenarios del mundo. Y en el Arión hay una de las mayores concentraciones de estos olivos. 




En esta finca hay muchos ejemplares pero la visita te permite visitar 35 de ellos, algunos de ellos muy especiales. Toda la zona se recorre a pie y es apta para todos los públicos. Es una visita guiada que donde explican la historia de la finca, aspectos del entono, el paisaje y el medio ambiente. 




Todos ellos espectaculares, pero sin duda el más increíble es la carga del Arión que es el mayor olivo de Catalunya y que según la dotación fue plantado en el 314 d.c.. Ni más ni menos que 1.705 años de antigüedad. 


Y sin duda el broche final de la visita es poder hacer una cata de los aceites de olivos milenarios. Nunca había probado nada parecido!!



 

Y como ya se hace de noche cerrado nos dirigimos de nuevo a Tortosa donde nos espera el parador, donde pasaremos esta segunda noche. 




Como ya os comentaba al principio el parador de Tortosa se encuentra en un edificio de nueva construcción (de los años 70) dentro del propio castillo de la Zuda. Ha sido renovado para convertirse en el gran hotel de cuatro estrellas que es ahora mismo.




Es una alojamiento lleno de historia y arte donde vamos a encontrar elementos decorativos con el mobiliario clásico de madera, las vigas de los altos techos y las ventanas góticas que no nos dejan olvidar en ningún momento que estamos alojados en un castillo. 




En el restaurante puedes disfrutar de las mejores especialidades de la zona, aunque nosotros esta vez optamos por un menú ligero después del tute gastronómico que llevábamos todo el día. 




En la mesa compartimos platos de mejillones, escalibada y embutidos de la zona. Y de segundo unos lomos de lubina con verduras. Todo muy sencillo pero muy rico y sabroso.







Y después de un segundo día intenso nos vamos a descansar que solo estamos a la mitad del viaje!!


Nos vemos en la siguiente entrega!! 



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