Está claro que hay sabores y olores que te llenan de recuerdos y te transportan a otros momentos y lugares.
A mi me masa exactamente esto con esta quiche. Me transporta a mi juventud, a pueblitos pequeños con fachadas de colores. Con viñedos inmensos. Con momentos que recuerdo de los mejores de mi vida.
Me transporta directamente a Alsacia y a todos esos veranos de intercambio. Y a mi madre de acogida que me preparaba las más ricas quiche de beicon y puerro.
Por si os apetece generar recuerdos, os recomiendo que toméis nota!!
Ingredientes:
Para la masa:
250 gr de harina común
125 gr de mantequilla fría cortada a cubitos
60 gr de agua fría
una pizca de sal
Para el relleno:
2 puerros
150 gr de beicon cortado a tiras
3 huevos
200 gr de nata líquida
150 gr de queso rallado
sal y pimienta
Empezamos preparando la masa. En un bol tamizamos la harina y mezclamos con la sal.
Incorporamos la mantequilla y mezclamos con la punta de los dedos, frotando la mantequilla con la harina hasta que tengamos la consistencia de migas mojadas.
Añadimos el agua e incorporamos al máximo pero intentando manipularlo lo mínimo posible. envolvemos en un papel film y lo llevamos una hora a la nevera.
Mientras prepararemos el relleno.
Lavamos y picamos los puerros. Salteamos y reservamos.
Picamos el beicon y salteamos. Reservamos.
Escurrimos bien ambas cosas para que retengan la mínima cantidad de aceite posible.
En un bol ponemos la nata y los huevos y batimos. Añadimos el queso rallado y salpimentamos.
Reservamos.
Sacamos nuestra masa de la nevera y con un rodillo le damos forma circular. La disponemos en un molde que previamente habremos engrasado.
Pinchamos con un tenedor y cubrimos con papel de horno apretando bien, sobretodo los laterales, para que no se baje durante la cocción. Llevamos a la nevera 15 minutos.
Precalentamos el horno a 180 grados.
Sacamos la masa de la nevera y le ponemos peso para que no se infle al hornearse (en mi caso son garbanzos secos).
Llevamos al horno 15 minutos.
Transcurrido ese tiempo, sacamos del horno y le quitamos el peso y el papel. Incorporamos el relleno y volvemos a llevarlo al horno durante 30-40 minutos.
Solo te hace falta tener preparado un vino bien fresco y una abundante ensalada verde!!
A disfrutar!!
El vino blanco es el acompañamiento perfecto para una quiche de puerros y bacon. Su frescura y acidez complementan los sabores cremosos y salados de este plato, creando una experiencia gastronómica deliciosa y armoniosa.
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